En la vida de un hombre su tiempo es sólo un instante,
su ser un flujo incesante, sus sentidos una débil y fugaz luz,
su cuerpo comida de gusanos, su alma un torbellino inquieto,
su destino oscuro, y su fama dudosa.
En defintiva, todo lo que es del cuerpo es agua que corre,
todo lo que es del alma son sueños y vapores; la vida es una guerra,
una estancia breve en un país extranjero; y después de la reputación, el olvido.
¿Dónde puede el hombre encontrar el poder de guiar y cuidar sus pasos?
En una cosa y sólo en una: el amor del conocimiento
Marco Aurelio, Meditaciones
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En la puerta de la Iglesia de San Giacomo, Roma , IX-2012